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15
Abril
Apocalyptica - Auditorio Kursaal (San Sebastián / Donostia)
Actuaron el 8 de Abril de 2018
Apocalyptica - Donosti

Si la música de Metallica ha logrado unir a gente tan dispar a lo largo de este tiempo ha sido, sin lugar a dudas y entre otras razones, gracias a la labor de artistas como Apocalyptica que desde su formación académica han sabido transmitir el legado de los cuatro jinetes del thrash metal a todo tipo de espectadores. Algo que vimos reflejado el pasado domingo en un Kursaal prácticamente lleno, lo que se traduce en unas 1800 entradas vendidas.


Perttu - Apocalyptica

Unas 1800 localidades ocupadas por un público de lo más variopinto que comprendía desde las edades más tempranas a los melómanos más veteranos, pasando por un porcentaje equitativo de género y estéticas de todo tipo. Todos congregados para volver a disfrutar de los himnos del grupo de Sacramento interpretados, esta vez en un auditorio a la altura, por los cuatro violonchelistas finlandeses a los que también les acompañaría su batería en una segunda parte del show.

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Comenzarían sentados sobre unos austeros cubos a modo de taburetes, tocando “Enter Sandman” bajo unas tenues luces; continuarían con “Master of Puppets” para no dejar lugar a dudas de que que tocarían “Plays Metallica by Four Cellos” en el mismo orden en que lo sacaran a la luz hace más de 20 años, para remover los cimientos y prejuicios de la música académica y contemporánea.



“Harvester of Sorrow” sería la siguiente en sonar antes de entrar en un ambiente más sosegado con “The Unforgiven”. Tras la cual el rubio líder de la banda, Eicca Toppinen, recordaría al público lo inesperado que fue el éxito de este disco de versiones de Metallica, éxito que, según él, “fue gracias a vosotros” la audiencia. Tras estas breves palabras se despojaron de sus chaquetones para volver a sentarse a tocar “Sad But True”, en la que el que ganaría protagonismo por su solo sería Perttu Kivilaakso en pie pisoteando su wha wha sin compasión.


Apocalyptica

Seguiría Perttu, en el siguiente corte, siendo uno de los focos de atención al comenzar a levantarse y moverse de un lado a otro en “Creeping Death”, pidiendo “die!” en los coros y recibiendo “hey!”. Algo que daba igual, el público del Kursaal ya estaba ganado.

En “Wherever I May Roam” sería Eicca el que se encargaría del solo y, tras terminar el tema, presentaría a Anntero Manninen, oculto tras sus características gafas de sol y bajo el halo de misterio al que nos tiene acostumbrados cada vez que acompaña de gira a la banda. Éste, terminaría levantándose ante la efusiva ovación del público y sería el que comenzaría a tocar las primeras notas de una versión de “Welcome Home (Sanitarium)” más que sosegada. Eicca invitaría al público a tomarse algo en el descanso de 25 minutos que vendría tras este corte, con el que también cierra su álbum de versiones.


ApocalypticaPara empalmar con la segunda parte del show harían uso de un tema que va in crescendo, “Fade to Black”, en el que, ahora sí, hacía aparición Mikko Sirén tras su batería para culminar la canción más pausada del segundo disco de Metallica, “Ride the lightning”. Continuarían con otro de este disco, “For Whom the Bell Tolls” dejando a un lado el asiento, a excepción de Anntero, llevando a este tema a un sonido literalmente metálico gracias a la batería “tuneada” de Mikko que apenas tomó asiento tras sus tambores de metal. La banda comenzaba a desinhibirse y el público respondió vociferando los coros.


Si el sonido de los metales de la batería de Mikko transformaría completamente los anteriores temas, no sería diferente su impronta en  “Until Sleeps” a la que otorgarían un toque vanguardista por sus sonoridades metálicas, y doom por el tempo que le dieron.




ApocalypticaPerttu pasó presentar al resto de la banda, atribuyendo una mención especial a Eicca, padre de la agrupación. Tampoco dudaría en dar la mano a un fan sentado en primera fila porque, según él, se sabía las canciones mejor que él mismo. Y prosiguió bromeando al distinguirse de dúos que versionan a AC/DC con dos chelos, tan de moda por las redes.


A “Orion” también la llevarían a otra dimensión con el ya inevitable sonido metalico de la batería que, a juzgar por su estética, podría haber formado parte del atrezzo en una película de  Fritz Lang. Este corte es uno de los favoritos de los finlandeses y lo hicieron notar por la forma en que la tocaron, con unos grabes impresionantes en los chelos en contraste con los acerados timbales.


Retomarían nuevamente el segundo disco de Metallica, esta vez de la mano de “Escape”, para pasar a la presentación de uno de los nuevos temas que han versionado recientemente, e incluido en su nueva edición del disco, ya que en los noventa, según Eicca, no eran capaces de tocarlo debido a su complejidad en el violonchelo. No sería otro sino “Battery”. Esté sería posiblemente el momento álgido de la velada, en el que se notó de manera el contraste en el rango dinámico de la canción, que se subrayó con el humeante chelo de Anntero silueteado con luces a modo de calavera. Al terminar la canción el público no pudo evitar levantarse y rendirles una efusiva ovación.

Apocalyptica
Ante la amenaza de tocar el último corte de la noche, el gentío comenzó a chillar hasta que arrancaron nuevamente con “Seek and Destroy”, frente a un público en pie coreando cada verso y los componentes de la banda bromeando entre ellos, tocando boca abajo e incluso atreviéndose recordar la broma de AC/DC, metiendo parte del “Thunderstruck” sin ningún reparo antes de concluir el tema.

Con un público entregado, negándose a tomar asiento, se arrancaría a celebrar la noche con un “oe, oe, oe” al únisono del wha wha de Perttu y, al abandonar por unos instantes la escena, volverían tras el “beste bat” de rigor.

El cuarteto de violonchelistas tomaría asiento para tocar “Nothing Else Matters”, calmando a la audiencia que no tardaría en volverse a levantar pidiendo más, tras concluir la canción a la que el batería incorporaría unas percusiones electrónicas, dotándola de tintes propios. Y, finalmente, se despedirían del público congregado en el Kursaal donostiarra agradeciendo haber pasado tan buen rato y lanzando un mensaje fraternal de amor, “Amad a los demás, amaos los unos a los otros y a vosotros mismos”. Concluirían  con “One” entrando una apabullante batería al final del tema, que finalizaría con un dilatado aplauso final y la promesa, por parte de la banda, de tenerlos muy pronto por aquí.


De esta manera finalizaría un concierto en el que el público se entregó, manteniendo silencio en los momentos precisos y sin dudar a cantar  las partes que la banda pedía. Un público que salió satisfecho ante una banda que estuvo arropada con unas luces y una puesta en escena muy acorde, así como un sonido que acrecentó su calidad debido a la acústica del Kursaal.


Apocalyptica



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